27 octubre 2017

FORMAS ESTRUCTURALES EN BASE AL CASCARON DE CONCRETO ARMADO - ARQ. FELIX CANDELA







Video sobre cascarones de concreto armado proyectados por Félix Candela: aplicación creativa de la técnica de estructuras laminares de concreto armado, Bordes Rectos, por Moisés Escárcega





Dos guerras se encuentran entre las causas para que uno de los arquitectos más destacados del siglo XX construyera sus singulares obras en México. Cuando se repasa la historia que le tocó vivir, es válido suponer que si no hubiera llegado aquí no hubiera desarrollado su capacidad ni ganado su lugar como “el mago de los cascarones de concreto”.

Félix Candela Outeriño nació el 27 de enero de 1910 en Madrid, la capital de España. Era un deportista versátil y reconocido ya a la edad de 25 años, cuando se recibió de la Escuela de Arquitectura de la misma ciudad. Sobre su afición a los deportes, el Instituto Valenciano de Arte Moderno resume que “fue campeón de Castilla de salto con pértiga y formó parte de la selección española de rugby, aunque el deporte en el que destacó fue el esquí, proclamándose campeón de España de Saltos en 1932.”

Como estudiante también fue brillante y mostraba predilección por las estructuras de concreto armado denominadas “laminares” por su delgado espesor. Sus méritos incluso le ganaron una beca para estudiarlas en Alemania. Pero era 1936 y el inicio de la Guerra Civil española lo obligó a suspender todo. Se integró a la milicia republicana como capitán de ingenieros y participó en varias batallas.






Al imponerse el contrario Ejército de Francisco Franco, sin amnistía o cualquier garantía de seguridad, Candela es un soldado más que debe huir y deja a su madre y hermanos menores —su padre había fallecido en 1929—, con quienes se reencontraría más tarde. El exilio se impuso para él y muchos profesionistas que partieron hacia América. Félix se embarca en S?te, Francia, en el buque inglés Sinaia, nave icónica del éxodo republicano. Estuvo en alta mar por casi tres semanas, anclando finalmente en Veracruz el 13 de junio de 1939. 

Primeros años mexicanos

En el México cardenista (1934-1940) que recibió a los exiliados, sucedían cosas emocionantes. El primer periodo sexenal de la historia tuvo un crecimiento sostenido que auspició destacados edificios institucionales y privados.

Pero el excapitán Candela no había construido en España. Tras su odisea militar emprendió su nueva vida trabajando el resto de 1939 en Chihuahua donde se casa con Eladia Martín, su novia española. Ahí desarrolló la Colonia Agrícola Santa Clara, justamente para refugiados ibéricos, utilizando “madera de la Sierra Tarahumara”, de acuerdo con Jesús Armando Tovar de El Siglo de Torreón.

Con la imposibilidad de regresar a España y habiendo estallado la Segunda Guerra Mundial en Europa, Candela adoptó la nacionalidad mexicana en 1941. Se mueve por diversos estados y realiza obras en sociedad o por cuenta propia. En Acapulco, Guerrero, antes del boom turístico, construye unos búngalos o chalets para el Hotel Papagayo que fueron demolidos a principios de los años 80 y dejaron su lugar al parque homónimo. 





En su semblanza Vuelos impensados, Juan Ignacio del Cueto, investigador de la UNAM, cita que Candela “de 1942 a 1946 trabajó en la empresa Vías y Obras participando en la realización de diversas construcciones en Veracruz, Morelos y el Distrito Federal.”

Por su parte, Tovar, en su texto Arquitectura que roba suspiros, consigna la construcción de “casas en Tepoztlán [Morelos] en 1944 (con Jesús Martín y Manuel Suárez), y Hotel y cine en Guamúchil, Sinaloa, en 1946”. 




En ascenso

Concluida la guerra mundial, por fin logra traer a su madre, a su hermano y arquitecto técnico, Antonio, y a su hermana Julia, en 1945. Aún construía en forma más o menos tradicional, pero pronto comenzaría su mejor época.

Su asociación con Antonio da por resultado el Hotel Catedral (1947-1948) del empresario español Miguel Gómez. El lugar aún opera hoy en la calle de Donceles del Centro Histórico y su apariencia, aunque con líneas modernas, poco llama la atención.

Para 1949, Candela retoma su enorme interés en las estructuras ligeras resueltas con geometrías autoportantes, lo que las hace económicas y vistosas. Ese año ensaya su primera cubierta en Naucalpan, Estado de México, con una figura inédita en el país: la bóveda catenaria. En 1950 construye la Fábrica Fernández y la Bodega Pisa, ambas en San Bartolo, Naucalpan.

Motivado por sus avances, ese año fundó Cubiertas Ala, SA, con Antonio y Julia (su administradora), así como con los arquitectos Fernández Rangel. Desde esta empresa realizaría sus obras insignia y muchas de tipo industrial. En la lista se incluyen gasolineras, algunas de las cuales siguen en servicio bajo sus icónicos paraboloides hiperbólicos de borde recto—‘paraguas invertidos’— de un solo apoyo central. En la colonia Juárez levanta un conoide para albergar los Boliches Marsella (ahora Estudio de Danza Ema Pulido), con Domingo José Samperio.




En 1951 produciría, junto con Jorge González Reyna, su aplaudido Pabellón de Rayos Cósmicos en la nueva Ciudad Universitaria de la UNAM. Poco después comenzaría a dar clases en la Escuela Nacional de Arquitectura de esa institución y lo haría hasta 1970.

Conquistando el concreto

Pronto se multiplicaron los clientes de Cubiertas Ala y creció su plantilla de arquitectos, calculistas y dibujantes expertos. Abundaron los encargos del mundo industrial. Las cubiertas alabeadas (curvas) coladas en sitio fueron la especialidad; un negocio soportado por la exquisita comprensión estética y espacial suministrada por Candela.

Muchos arquitectos lo buscaron también: colabora con Pedro Ramírez Vázquez y Rafael Mijares en sus proyectos de mercados públicos. Su compañía generaría entre 1,430 y 1,500 encargos hasta 1968, año en que Félix se separa, de acuerdo con la investigación de Tovar.

Coincidiendo con otras fuentes, la cantidad de obras ejecutadas en 19 años alcanzó entre 800 y 900, una producción mayúscula. De ellas, unas cuantas ya han sufrido demolición, como el auditorio y restaurante del Hotel Casino de La Selva, en Cuernavaca, Morelos, y la agencia Nissan de Av. Universidad, en el DF.



Entre las que han trascendido, muchas de las cuales generó en participación con otros arquitectos como Enrique de la Mora y Palomar, pueden mencionarse: la Parroquia de la Medalla Milagrosa (Narvarte, DF, 1956); la Sala de remates de la Bolsa Mexicana de Valores (Centro Histórico, DF, 1955); la Capilla del Altillo (Coyoacán, DF, 1956); el Restaurante Los Manantiales (Xochimilco, DF, 1958); y la Planta Embotelladora Bacardí (Tultitlán, Estado de México, 1960), donde coincide con Mies van der Rohe.

También las estaciones Candelaria, Merced y San Lázaro de la Línea 1 del Metro (DF, 1969); su considerada ‘obra maestra’ el Palacio de los Deportes (Mixhuca, DF, 1968), con Enrique Castañeda y Antoni Peyrí, y el Restaurante en el Parque L’Oceanogràfic (Valencia, España, 1997-2002), obra inaugurada de forma póstuma que rememora a Los Manantiales, y donde colaboró con Santiago Calatrava, considerado uno de sus herederos.



Últimas curvas

Tras dejar Cubiertas Ala termina también su cátedra en la UNAM. A la edad de 60, ya reconocido y premiado ampliamente, decidió mudarse a Chicago, Estados Unidos, para proseguir su labor docente que inicia en la Universidad de Illinois en 1971. Regresó a España sólo después de la muerte de Franco, aunque realizó trabajo previo a distancia como la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe (Madrid, España, 1963) —llamada “la iglesia de los mexicanos”—.

En Estados Unidos se asoció para seguir proyectando para diferentes países. Adquirió la nacionalidad estadounidense en 1978 y extendió su cátedra a otras universidades, al tiempo que su prestigio mundial le permitió una activa etapa de consultoría para diferentes proyectos aquí y allá.

Desde su nueva patria genera un templo más que se considera su última obra en México, la Iglesia de San Bartolomé Apóstol. Realizada con Juan Antonio Tonda (uno de sus más antiguos colaboradores) se construye en Tecpan de Galeana, Guerrero, en 1976.

Su aportación teórica y técnica, asentada en una serie de escritos y transmitida a miles de alumnos y colegas, así como la práctica dejada en sus colaboradores, permitieron un dominio pleno sobre el diseño y comportamiento de las estructuras curvas de concreto armado que han sido aplicados en obras diversas.

Félix Candela enfermó del corazón. En 1997 fue operado y debió cancelar un homenaje en España que le dedicaría el Colegio de Arquitectos de Madrid “por su regreso a España y su proyecto de Parque Oceanográfico Universal, en Valencia”, reportaba El País.

Sin poder recuperarse, el padre de cuatro hijas, el genio español, mexicano y estadounidense, concluyó su existencia el 7 de diciembre en Raleigh, Carolina del Norte, a la edad de 87 años.


Fuente de la información y textos
http://www.obrasweb.mx/arquitectura/2015/01/27/felix-candela-siempre-por-lo-alto




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